¿Qué es la LEPRA?

La Lepra, conocida también como la Enfermedad de Hansen, es causada por la bacteria Mycobacterium leprae. Es una afección contagiosa de progresión lenta, se transmite por contacto directo y prolongado con enfermos en su forma abierta y afecta a múltiples órganos causando lesiones en la piel, daño neurológico, debilidad muscular y en ocasiones secuelas irreversibles.

La enfermedad es exclusiva del ser humano y se transmite en convivencia prolongada de persona a persona a través de las vías aéreas o por abrasiones cutáneas, siendo el primer mecanismo el más importante. El período de incubación (desde el contagio hasta la aparición de los síntomas) es de tres a cinco años, pero puede llegar a diez años.

En los pacientes, el bacilo se encuentra en las lágrimas, la orina y las heces sin tener algún papel en la transmisión. Aunque el bacilo es hallado en la leche de las madres afectadas, no implica la prohibición de la lactancia debido a que los factores inmunológicos de la leche protegen contra la enfermedad

Síntomas

En la etapa inicial de la enfermedad predominan los fenómenos inflamatorios de la piel y en las etapas tardías hay cambios degenerativos de los tejidos, fibras colágenas y elásticas, acarreando la formación de pliegues, arrugas faciales y elongamiento de los lóbulos auriculares, entre otras.

Las principales características de la enfermedad están determinadas por el número de lesiones, la forma, la superficie, la presencia de vellos, la sudoración, el color, la sensibilidad y los órganos comprometidos.

Los síntomas abarcan:

· Lesiones en piel que van desde placas redondeadas de bordes definidos pasando por nódulos, tumefacciones imprecisas que pueden presentarse en frente, cejas, pómulos, mentón, orejas y demás áreas de la superficie corporal, hasta la presencia de lesiones y placas que son más claras que el color normal de la piel y que se acompaña de pérdida parcial de la sensibilidad a la temperatura, dolor y, finalmente, al tacto superficial

· Lesión neurológica que puede ser variable y, dentro de la cual, su signo más importante es la sensación de hormigueo y adormecimiento en una zona de la piel sin que presente cambios en su aspecto físico

· Debilidad muscular

· Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en manos, brazos, pies y piernas

Conozcamos las complicaciones

El compromiso es provocado por la invasión de los bacilos en el globo ocular, en donde se puede presentar, como consecuencia, Queratitis o Queratoconjuntivitis que puede desencadenar en ceguera.

En la nariz, el compromiso de las vías aéreas superiores ocasiona, inicialmente, Rinorrea (salida de liquido por la nariz) incolora y posteriormente sanguinolenta como consecuencia de la erosión de la mucosa nasal. Finalmente, se presenta perforación y colapso del tabique nasal y aplastamiento de la nariz.

El compromiso en los huesos se presenta con frecuencia en los dedos de las manos y los pies, lo cual se facilita por las bajas temperaturas. En cuanto a las complicaciones en el sistema óseo se evidencian dedos cortos y, en etapas posteriores, se presentan amputaciones.

Diagnóstico

El diagnóstico de la Lepra se realiza mediante criterios clínicos, pruebas diagnósticas y análisis de tejidos mediante pruebas de biología molecular.

El examen físico y una revisión exhaustiva de la Historia Clínica permiten realizar el diagnostico de esta enfermedad, en donde se incluye la inspección de las lesiones en piel, ojos, nariz, osteoarticulares y neuronales, con la evaluación de la sensibilidad a la temperatura, al dolor y al tacto. En tanto las pruebas diagnosticas permiten diagnosticar la enfermedad mediante la toma y procesamiento de muestras de piel o de linfa.

Tratamiento

Una vez definido el diagnóstico de la Lepra, deben determinarse dos situaciones: el tratamiento del paciente y el estudio de los familiares o personas que conviven con el enfermo en la búsqueda de otros pacientes.

Dependiendo de las características de la enfermedad, el médico determinará el tratamiento indicado para el paciente y prescribirá antibióticos por vía oral como por un periodo de tiempo de 6 meses hasta un año dependiendo del tipo de Lepra. Durante el tratamiento, la persona debe ser muy disciplinada con la toma de los medicamentos, ya que, al suspenderlos, el paciente pierde la regularidad y debe reiniciar nuevamente el esquema de medicación.

Prevención

El autoexamen diario permite identificar algunos de los signos de alarma:

* Ojos: enrojecimiento, dolor, fotofobia, sensación de resequedad y ardor

* Manos: áreas o zonas con sensación de adormecimiento, quemaduras o heridas inadvertidas, posiciones anormales de los dedos y pérdida de fuerza muscular.

* Pies: áreas o zonas con disminución de la sensibilidad, ampollas, úlceras, pérdida de fuerza, alteraciones en la marcha, desgaste inusual del zapato.

Las personas que ya se encuentran en tratamiento prolongado no son infecciosas, es decir, no transmiten el microorganismo que causa la enfermedad. Lo anterior, indica que no es necesario aislar a un enfermo ni evitar un contacto esporádico como un saludo o un abrazo.

Si tiene algún síntoma no dude en consultar a su médico, especialmente si ha estado en contacto por bastante tiempo con alguien que tenga la enfermedad.

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