En Argentina, todos los años se diagnostican entre 5 y 10 nuevos casos cada 100.000 personas. El Hospital Garrahan realiza anualmente 3400 consultas de diabetes y realiza el seguimiento de 500 pacientes con esta patología.
La diabetes es la segunda enfermedad crónica más frecuente en la infancia después del asma. Por eso es importante prestar atención a los síntomas que se manifiestan en los más chicos y actuar para que se realice un diagnóstico temprano y un tratamiento que permita el mejor acompañamiento posible de la enfermedad.
En nuestro país, según cifras oficiales, se diagnostican entre 5 y 10 nuevos casos cada 100.000 personas todos los años. El Hospital Garrahan atiende más de 500 pacientes con diabetes de forma estable y con seguimiento continuo, incluso en el contexto de la pandemia. Durante la misma, se realizó una exhaustiva búsqueda para contactar a cada uno de esos pacientes que permitió continuar con sus controles en forma virtual.
Existen distintos tipos de diabetes que se pueden manifestar a edades diferentes. El 90% de los pacientes pediátricos con diabetes presenta diabetes tipo 1, en la que el páncreas no produce insulina, una hormona que permite a la glucosa ingresar a las células y generar energía. Por ahora, este tipo de diabetes no tiene cura y su tratamiento busca proporcionarle al organismo la insulina que no puede producir.
“Durante la cuarentena hubo entre 2 y 3 pacientes nuevos por semana, lamentablemente llegan muy descompensados, lo que pone en riesgo su vida, por eso es importante la detección temprana de la enfermedad para su tratamiento y control”, advirtió Gabriela Krochik, especialista en diabetes del Servicio de Nutrición del Garrahan. Este año, el servicio atendió alrededor de 20 consultas diarias vía mail de pacientes con diabetes y los casos más complejos fueron seguidos por zoom en forma interdisciplinaria con otros profesionales del equipo.
Krochik explicó que la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune: “Los pacientes nacen con una predisposición genética que favorece que, ante la presencia de determinados factores externos medioambientales, se desencadene una respuesta inmunológica exagerada y equivocada que daña al propio organismo”.
El equipo de enfermería de la Unidad Metabólica es el encargado, entre otras cosas, de capacitar a los pacientes con diabetes y sus familias. Se les explica cómo controlar la glucemia, las técnicas de aplicación de insulina, los lugares donde aplicar, qué dispositivos existen a su alcance, las complicaciones que puede tener y cómo solucionarlas y cómo tratar las descompensaciones por hiperglucemia, entre otras.
“Desde que ingresan al Hospital reciben nuestro apoyo para enfrentar la enfermedad con todas las herramientas disponibles y el conocimiento necesario”, expresó Liliana Choque, licenciada en enfermería y educadora en diabetes, y agregó: “Se van del Garrahan sabiendo cómo actuar ante distintas complicaciones agudas”.
Además, el personal de enfermería realiza videos tutoriales y capacita a distintos profesionales del Hospital para que puedan sospecharla y diagnosticarla ante síntomas y signos.
La tecnología está avanzando a pasos acelerados aportando nuevas formas de aplicar la insulina, medición de glucemia con sensores para que el paciente no tenga que pincharse, y hasta bombas de insulina que aplican a través de un catéter la cantidad exacta que necesita el paciente en ese momento sin necesidad de que tenga que inyectarse cada vez.
En la actualidad se está desarrollando con gran avance el páncreas artificial con sensores de glucosa que se comunican con las bombas de insulina que permiten un ajuste de la glucemia más exacto sin intervención del paciente y su familia, disminuyendo así la carga de la enfermedad. El equipo del Hospital Garrahan participa en un desarrollo de páncreas artificial nacional, trabajando en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires.
LA IMPORTANCIA DE LA DETECCIÓN TEMPRANA
La diabetes posee varios síntomas que son claves para generar un diagnóstico temprano por parte de los profesionales. Lo más frecuente es que los padres observen que los niños comienzan a tener más sed de lo habitual. A esto se suma una mayor frecuencia y cantidad de diuresis, despertándose de noche a orinar y a beber. En los niños pequeños, es frecuente que aquellos que habían logrado dejar los pañales, vuelvan a orinarse en la cama. “Ese es un signo de alerta a tener en cuenta para una consulta médica”, afirmó Krochik.
Si estos síntomas pasan desapercibidos, comienzan otros más serios, como el adelgazamiento rápido, la deshidratación y un franco decaimiento. Esta etapa es crítica para realizar la consulta y el diagnóstico oportuno, ya que, de no hacerlo, comienza la descompensación diabética, con un cuadro de deterioro del estado general, vómitos, dolor abdominal severo y alteración del sensorio que pueden poner en riesgo la vida del paciente.
El Hospital Garrahan cuenta con un equipo interdisciplinario de atención a pacientes con diabetes y estándares de atención definidos como “Modelo óptimo” por la International Society for Pediatric and Adolescent Diabetes y la International Diabetes Federation.
Está formado por médicas del Servicio de Nutrición especializadas en diabetes, licenciadas en nutrición del Servicio de Alimentación, un grupo de enfermeras de la Unidad Metabólica, que además son educadoras en diabetes, psicólogos y psiquiatras de Salud Mental y una profesora de educación física de la escuela hospitalaria.
Además, colaboran otros equipos como la Clínica de Maduración y la Clínica de Psicopedagogía del Servicio de Clínicas Interdisciplinarias que realizan la evaluación neurocognitiva de los pacientes.