Crisis de salud mental en las empresas: cómo hacer frente a un problema que crece
El tema se puso en agenda con la pandemia, pero aún persisten las dudas y miedos entre las compañías sobre cómo abordar casos de angustia, ataques de pánico, ansiedad o depresión. El desafío del ausentismo y cómo desarticular casos fraudulentos.
Buenos Aires, Mayo de 2024 – Cada vez somos más conscientes de que cuidar de nuestra salud también implica resguardar la salud mental. Esta es una problemática extendida en todo el mundo y los datos prenden las alertas: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia.
La pandemia agravó la situación, pero a la vez puso sobre la mesa temas que, para muchos, eran nuevos o estaban escondidos: la OMS calcula que la pandemia incrementó entre un 25% y un 27% la prevalencia de la depresión y la ansiedad a escala mundial.
Esto empujó al tema en el centro de las agendas de las compañías. La salud mental deficiente crea costos económicos equivalentes a más de 4,2% del PIB; algunos de ellos son los costos directos del tratamiento, pero más de un tercio se relacionan con menores tasas de empleo y de productividad, según la OCDE.
Frente a este escenario, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamaron a adoptar medidas concretas para abordar los problemas de salud mental en el entorno laboral.
El abordaje de las empresas
Pasada la pandemia, se vio cómo cada vez más compañías ponían manos a la obra para trabajar en el bienestar de sus talentos. Sesiones de mindfulness, yoga, gabinetes terapéuticos o reintegros en sesiones son prácticas cada vez más extendidas. Sin embargo, aún hay muchas dudas y miedos a la hora de abordar una situación de salud mental, y para esto es fundamental que las compañías estén informadas acerca de sus responsabilidades y derechos.
La realidad es que el abordaje de las empresas por ahora es más reactivo que proactivo. Pero, en cualquier caso, lo primero que se recomienda es que las compañías cuenten con un servicio de medicina laboral que les permitirá contar con sugerencias y recomendaciones basadas en conocimiento sobre qué conducta tomar y qué acciones encarar en caso de que se encuentren con situaciones de empleados que necesiten este tipo de atención.
Lo segundo es estar preparado para reaccionar ante el primer llamado de atención. “En estos casos, cuanto antes intervengamos, mejor. Es desde el momento uno”, resalta Andrea Gribov, CEO de NationalMed, firma que ofrece un servicio integral en medicina laboral y accidentología, y forma parte de National Brokers.
En los casos de salud mental se trabaja mucho ad hoc: cada caso es particular. El tiempo de baja de un empleado puede variar según su patología, sintomatología o su propio entorno personal. Las empresas pueden tomar una participación activa e involucrarse. “La ley de Contrato Laboral establece que, sin importar la sintomatología, la empresa tiene derecho a validar la patología informada por el empleado como así también su capacidad laboral. Hoy las empresas, cada vez más, acuden a los mecanismos de validación entendiendo que pueden hacerlo”, explica Laura Burgos, directora médica de NationalMed.
El servicio de Medicina laboral de la empresa, puede intervenir desde la notificación de la indicación de reposo, validando el diagnóstico a través de la evaluación por un especialista, y realizando controles periódicos para evaluar evolución, adherencia y respuesta al tratamiento y así definir el momento oportuno en que el empleado se encuentra en condiciones de retorno laboral.
“Esta nueva mirada por parte del empleador se traduce en un beneficio para ambas partes: los colaboradores se sienten acompañados, y el empleador se asegura de la existencia de patología, o de lo contrario obtiene las herramientas que le permitirán desarticular a los simuladores”, destaca Gribov.
Ausentismo y costos ocultos
Hoy es más frecuente escuchar casos de crisis de angustia, ansiedad, ataques de pánico o cuadros de depresión, y el aumento de las psicopatologías impacta directamente en el día a día de las organizaciones: datos de la OIT junto con la OMS muestran que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial US$ 1 billón de dólares.
Además, hay muchos costos ocultos aparejados a estas enfermedades, como por ejemplo el costo de reemplazar a un recurso o capacitar a otros para que puedan suplantarlo. Si el empleador no interviene y no se encarga de que la persona cuente con un tratamiento idóneo, esto puede traer una bola de nieve de problemas aparejados. Contar con un servicio médico que pueda auditar cada caso o hacer un seguimiento va a garantizar que el tiempo de tratamiento sea el indicado.
Otro punto a considerar es que, así como es cierto que los cuadros de psicopatologías se incrementaron, también hay casos donde estos son usados de forma fraudulenta. “Lo importante es que las empresas sepan que tienen herramientas para poder gestionar estas situaciones: se puede validar si es un cuadro cierto o falso. Si es falso se puede desarticular a través de una interconsulta con un especialista en Psicopatología. Y si es un caso cierto, se puede acompañar a las personas. Lo importante es poner a cada uno en su canal y atender y acompañar al que corresponda”, plantea Gribov.
Las empresas enfocadas en cuidar a sus talentos ya están trabajando en la prevención, que es la mejor aliada para atacar el problema. Charlas, campañas de promoción y capacitaciones son las herramientas para actuar, porque la prevención siempre va del lado de la información.
Crisis de salud mental en las empresas: cómo hacer frente a un problema que crece
El tema se puso en agenda con la pandemia, pero aún persisten las dudas y miedos entre las compañías sobre cómo abordar casos de angustia, ataques de pánico, ansiedad o depresión. El desafío del ausentismo y cómo desarticular casos fraudulentos.
Buenos Aires, Mayo de 2024 – Cada vez somos más conscientes de que cuidar de nuestra salud también implica resguardar la salud mental. Esta es una problemática extendida en todo el mundo y los datos prenden las alertas: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia.
La pandemia agravó la situación, pero a la vez puso sobre la mesa temas que, para muchos, eran nuevos o estaban escondidos: la OMS calcula que la pandemia incrementó entre un 25% y un 27% la prevalencia de la depresión y la ansiedad a escala mundial.
Esto empujó al tema en el centro de las agendas de las compañías. La salud mental deficiente crea costos económicos equivalentes a más de 4,2% del PIB; algunos de ellos son los costos directos del tratamiento, pero más de un tercio se relacionan con menores tasas de empleo y de productividad, según la OCDE.
Frente a este escenario, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamaron a adoptar medidas concretas para abordar los problemas de salud mental en el entorno laboral.
El abordaje de las empresas
Pasada la pandemia, se vio cómo cada vez más compañías ponían manos a la obra para trabajar en el bienestar de sus talentos. Sesiones de mindfulness, yoga, gabinetes terapéuticos o reintegros en sesiones son prácticas cada vez más extendidas. Sin embargo, aún hay muchas dudas y miedos a la hora de abordar una situación de salud mental, y para esto es fundamental que las compañías estén informadas acerca de sus responsabilidades y derechos.
La realidad es que el abordaje de las empresas por ahora es más reactivo que proactivo. Pero, en cualquier caso, lo primero que se recomienda es que las compañías cuenten con un servicio de medicina laboral que les permitirá contar con sugerencias y recomendaciones basadas en conocimiento sobre qué conducta tomar y qué acciones encarar en caso de que se encuentren con situaciones de empleados que necesiten este tipo de atención.
Lo segundo es estar preparado para reaccionar ante el primer llamado de atención. “En estos casos, cuanto antes intervengamos, mejor. Es desde el momento uno”, resalta Andrea Gribov, CEO de NationalMed, firma que ofrece un servicio integral en medicina laboral y accidentología, y forma parte de National Brokers.
En los casos de salud mental se trabaja mucho ad hoc: cada caso es particular. El tiempo de baja de un empleado puede variar según su patología, sintomatología o su propio entorno personal. Las empresas pueden tomar una participación activa e involucrarse. “La ley de Contrato Laboral establece que, sin importar la sintomatología, la empresa tiene derecho a validar la patología informada por el empleado como así también su capacidad laboral. Hoy las empresas, cada vez más, acuden a los mecanismos de validación entendiendo que pueden hacerlo”, explica Laura Burgos, directora médica de NationalMed.
El servicio de Medicina laboral de la empresa, puede intervenir desde la notificación de la indicación de reposo, validando el diagnóstico a través de la evaluación por un especialista, y realizando controles periódicos para evaluar evolución, adherencia y respuesta al tratamiento y así definir el momento oportuno en que el empleado se encuentra en condiciones de retorno laboral.
“Esta nueva mirada por parte del empleador se traduce en un beneficio para ambas partes: los colaboradores se sienten acompañados, y el empleador se asegura de la existencia de patología, o de lo contrario obtiene las herramientas que le permitirán desarticular a los simuladores”, destaca Gribov.
Ausentismo y costos ocultos
Hoy es más frecuente escuchar casos de crisis de angustia, ansiedad, ataques de pánico o cuadros de depresión, y el aumento de las psicopatologías impacta directamente en el día a día de las organizaciones: datos de la OIT junto con la OMS muestran que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial US$ 1 billón de dólares.
Además, hay muchos costos ocultos aparejados a estas enfermedades, como por ejemplo el costo de reemplazar a un recurso o capacitar a otros para que puedan suplantarlo. Si el empleador no interviene y no se encarga de que la persona cuente con un tratamiento idóneo, esto puede traer una bola de nieve de problemas aparejados. Contar con un servicio médico que pueda auditar cada caso o hacer un seguimiento va a garantizar que el tiempo de tratamiento sea el indicado.
Otro punto a considerar es que, así como es cierto que los cuadros de psicopatologías se incrementaron, también hay casos donde estos son usados de forma fraudulenta. “Lo importante es que las empresas sepan que tienen herramientas para poder gestionar estas situaciones: se puede validar si es un cuadro cierto o falso. Si es falso se puede desarticular a través de una interconsulta con un especialista en Psicopatología. Y si es un caso cierto, se puede acompañar a las personas. Lo importante es poner a cada uno en su canal y atender y acompañar al que corresponda”, plantea Gribov.
Las empresas enfocadas en cuidar a sus talentos ya están trabajando en la prevención, que es la mejor aliada para atacar el problema. Charlas, campañas de promoción y capacitaciones son las herramientas para actuar, porque la prevención siempre va del lado de la información.
Crisis de salud mental en las empresas: cómo hacer frente a un problema que crece
El tema se puso en agenda con la pandemia, pero aún persisten las dudas y miedos entre las compañías sobre cómo abordar casos de angustia, ataques de pánico, ansiedad o depresión. El desafío del ausentismo y cómo desarticular casos fraudulentos.
Buenos Aires, Mayo de 2024 – Cada vez somos más conscientes de que cuidar de nuestra salud también implica resguardar la salud mental. Esta es una problemática extendida en todo el mundo y los datos prenden las alertas: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia.
La pandemia agravó la situación, pero a la vez puso sobre la mesa temas que, para muchos, eran nuevos o estaban escondidos: la OMS calcula que la pandemia incrementó entre un 25% y un 27% la prevalencia de la depresión y la ansiedad a escala mundial.
Esto empujó al tema en el centro de las agendas de las compañías. La salud mental deficiente crea costos económicos equivalentes a más de 4,2% del PIB; algunos de ellos son los costos directos del tratamiento, pero más de un tercio se relacionan con menores tasas de empleo y de productividad, según la OCDE.
Frente a este escenario, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamaron a adoptar medidas concretas para abordar los problemas de salud mental en el entorno laboral.
El abordaje de las empresas
Pasada la pandemia, se vio cómo cada vez más compañías ponían manos a la obra para trabajar en el bienestar de sus talentos. Sesiones de mindfulness, yoga, gabinetes terapéuticos o reintegros en sesiones son prácticas cada vez más extendidas. Sin embargo, aún hay muchas dudas y miedos a la hora de abordar una situación de salud mental, y para esto es fundamental que las compañías estén informadas acerca de sus responsabilidades y derechos.
La realidad es que el abordaje de las empresas por ahora es más reactivo que proactivo. Pero, en cualquier caso, lo primero que se recomienda es que las compañías cuenten con un servicio de medicina laboral que les permitirá contar con sugerencias y recomendaciones basadas en conocimiento sobre qué conducta tomar y qué acciones encarar en caso de que se encuentren con situaciones de empleados que necesiten este tipo de atención.
Lo segundo es estar preparado para reaccionar ante el primer llamado de atención. “En estos casos, cuanto antes intervengamos, mejor. Es desde el momento uno”, resalta Andrea Gribov, CEO de NationalMed, firma que ofrece un servicio integral en medicina laboral y accidentología, y forma parte de National Brokers.
En los casos de salud mental se trabaja mucho ad hoc: cada caso es particular. El tiempo de baja de un empleado puede variar según su patología, sintomatología o su propio entorno personal. Las empresas pueden tomar una participación activa e involucrarse. “La ley de Contrato Laboral establece que, sin importar la sintomatología, la empresa tiene derecho a validar la patología informada por el empleado como así también su capacidad laboral. Hoy las empresas, cada vez más, acuden a los mecanismos de validación entendiendo que pueden hacerlo”, explica Laura Burgos, directora médica de NationalMed.
El servicio de Medicina laboral de la empresa, puede intervenir desde la notificación de la indicación de reposo, validando el diagnóstico a través de la evaluación por un especialista, y realizando controles periódicos para evaluar evolución, adherencia y respuesta al tratamiento y así definir el momento oportuno en que el empleado se encuentra en condiciones de retorno laboral.
“Esta nueva mirada por parte del empleador se traduce en un beneficio para ambas partes: los colaboradores se sienten acompañados, y el empleador se asegura de la existencia de patología, o de lo contrario obtiene las herramientas que le permitirán desarticular a los simuladores”, destaca Gribov.
Ausentismo y costos ocultos
Hoy es más frecuente escuchar casos de crisis de angustia, ansiedad, ataques de pánico o cuadros de depresión, y el aumento de las psicopatologías impacta directamente en el día a día de las organizaciones: datos de la OIT junto con la OMS muestran que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial US$ 1 billón de dólares.
Además, hay muchos costos ocultos aparejados a estas enfermedades, como por ejemplo el costo de reemplazar a un recurso o capacitar a otros para que puedan suplantarlo. Si el empleador no interviene y no se encarga de que la persona cuente con un tratamiento idóneo, esto puede traer una bola de nieve de problemas aparejados. Contar con un servicio médico que pueda auditar cada caso o hacer un seguimiento va a garantizar que el tiempo de tratamiento sea el indicado.
Otro punto a considerar es que, así como es cierto que los cuadros de psicopatologías se incrementaron, también hay casos donde estos son usados de forma fraudulenta. “Lo importante es que las empresas sepan que tienen herramientas para poder gestionar estas situaciones: se puede validar si es un cuadro cierto o falso. Si es falso se puede desarticular a través de una interconsulta con un especialista en Psicopatología. Y si es un caso cierto, se puede acompañar a las personas. Lo importante es poner a cada uno en su canal y atender y acompañar al que corresponda”, plantea Gribov.
Las empresas enfocadas en cuidar a sus talentos ya están trabajando en la prevención, que es la mejor aliada para atacar el problema. Charlas, campañas de promoción y capacitaciones son las herramientas para actuar, porque la prevención siempre va del lado de la información.