Celebrando el Día de la Bandera, a los curas de barrios populares y villas nos vuelve al corazón lo que habíamos sentido cuando Jesús dijo a sus discípulos “denles ustedes de comer”.
Todas las mañanas, cuando todavía está oscuro, se encienden luces tenues en nuestros comedores. Son las Madres de nuestra Patria que responden también a quien les dijo “tuve hambre y me diste de comer”.
Por eso, elegimos como ABANDERADAS a tantas mujeres de nuestros barrios. Las hemos aplaudido y homenajeado en la Pandemia. Muchas de ellas son madres de sus hijos y de los del pasillo. Sus manos cuidan el pan de cada día. Hoy nos sentimos en deuda con ellas.
En estos tiempos de crisis y confusiones, nos duele que a muchas de estas doñas se las haya acusado de robar o vender los alimentos. Son ellas las que sufren el dolor de ver que no alcanza la comida de la olla. Varias veces repiten el milagro de la multiplicación de los panes. Son las que dan la cara cuando el Gobierno no entrega los alimentos.
¿Qué nos pasó que pasamos de ensalzarlas en la Pandemia a humillarlas ahora? ¿Cambiaron ellas o cambiamos nosotros?
¿Nos hemos transformado en una sociedad que condena a tantas madres que dan vida?
Pedimos recapacitación: a la gente del Gobierno, a los políticos, a los formadores de opinión, a los empresarios, a todos.
Jamás imaginamos que tendríamos que seguir discutiendo sobre el reparto de comida. Es escandaloso. Nos duele mucho. ¡No es posible morirse de hambre en la tierra bendita del pan!
Así como la Bandera Argentina flamea en todos los rincones de la Patria, queremos que a ningún hermano le falte el pan. Es tarea de todos, empezando por el Estado y siguiendo por todos, cada uno desde donde le toca. Que nunca más haya que reclamar comida.
Trabados en pelear por los alimentos no podemos avanzar en proyectos de verdadera inclusión.
La cuestión va mucho más allá del galpón de alimentos.
En un país con un 55% de pobreza y 18% de indigencia, no podemos pensar que el problema de la comida es psicológico o ideológico. No se combate con relatos y redes. Los problemas de asistencia alimentaria tienen que acompañar la realidad que estamos viviendo y actualizarse con la inflación.
Nos gustaría pensar que esto es ineptitud y que se quiera mejorar.
Que la Virgen Madre nos cubra con su manto para que nadie quede afuera.
Por eso, nos reuniremos el miércoles 19 de junio a las 11 horas en el Santuario de la Virgen de Caacupé en La Matanza en una Misa presidida por Monseñor Oscar Ojea —obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)— junto a las MADRES DE LA PATRIA.
Al mismo tiempo, en días y horarios cercanos, habrá misas con la misma intención en:
- la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes en La Banda, Santiago del Estero, con el Padre José María “Pepe” Di Paola,
- en la Capilla Monseñor Angelelli y Compañeros Mártires en Córdoba con el Vicario de los Pobres, el Padre Pablo Viola,
- en la Parroquia Santa Rita de Mar del Plata junto a Monseñor Ernesto Giobando,
- en la comunidad Ava Guaraní de la Misión San Francisco en Pichanal, Salta,
- y en otros puntos del país.
Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de CABA y GBA