La música está presente en todas las culturas y nos acompaña desde los albores de la historia de la humanidad. Hoy día, con el avance de la neurociencia y las técnicas imaginológicas, ha sido posible acercarse a los complejos mecanismos que subyacen al procesamiento musical.
El efecto ansiolítico de la musicoterapia, está determinado por mecanismos complejos de de procesamiento musical, inscriptos en especie humana.
La activación de memorias asociativas y el análisis de la expresión emocional, ligados a la percepción tonal y temporal del módulo del procesamiento musical, son los principales componentes cognoscitivos involucrados, en el efecto relajante mediado por la música.
La música por lo tanto, es una excelente y económica herramienta terapéutica, fácil de usar, accesible y con nulos efectos adversos.
El procesamiento musical, en términos cognoscitivos y neurobiológicos, es un tema complejo, relativamente nuevo, ligado con el avance de las neurociencias y el desarrollo de tecnologías que nos permiten comprender día a día, con mayor claridad la funcionalidad cerebral.
Aún más opacos se encuentran nuestros conocimientos, acerca de los mecanismos que explican el efecto relajante mediado por la música, sin embargo, la evidencia actual nos permite comprender que la música genera cambios genéticos, bioquímicos, estructurales y funcionales a escala cerebral, que se trasmiten al resto del cuerpo.
Por último. Considerando lo expuesto anteriormente, es beneficiosa la música que interviene como mediación en los espacios escolares, familiares y sociales e institucionales.
Por Beatriz S. Balvé, Investigadora de CICSO (Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales)