Entre los años 1998 y 2005, Gergely Tibor K. fue el encargado de las finanzas de dos empresas en su país de origen, Hungría. Durante ese periodo, habría cometido cerca de 13 delitos por fraude, falsificación de documentos privados y quiebra fraudulenta, para luego escapar de la Justicia. A partir de una notificación roja de Interpol, el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, dio cuenta de que podía estar en la Argentina oficiando como un guía turístico informal y ordenó la pesquisa a la Policía Federal. El resultado: la detención del fugitivo en pleno centro porteño.
“La cooperación internacional brinda resultados concretos en materia de prevención y conjuración de los delitos complejos. Promovemos el trabajo articulado entre las naciones para afrontar con más capacidad y eficiencia los desafíos que se nos presentan. Y vamos a seguir por este camino, invirtiendo recursos en inteligencia criminal y fortaleciendo los lazos con todas las policías que integran Interpol”, afirmó la ministra de Seguridad,Patricia Bullrich, quien dictó políticas expresas a la Secretaría de Seguridad que dirige Eugenio Burzaco.
De 45 años, Gergely nació en Budapest. Allí se lo acusa por su mal desempeño como gerente de dos compañías en las que, estando a cargo de sus finanzas, habría adquirido una suma aproximada de 50 mil euros en base a 13 hechos ilícitos que se enmarcan dentro del fraude, falsificación de documento privado, fraude presupuestario y quiebra fraudelenta. Con el objeto de evadir sus responsabilidades penales, dejó Hungría y motivó que se expidiera su orden internacional de captura.
La división Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de la Policía Federal –institución que comanda Néstor Roncaglia– comenzó a hacer averiguaciones desde que se emitiera la circular roja de Interpol, en octubre de 2018. Las primeras pistas surgieron de la bases de datos del organismo, que establecía a la Argentina como uno de los destinos posibles del prófugo. A continuación, se analizaron domicilios y lazos familiares, en tanto que se compulsaron diferentes sistemas informáticos públicos y privados.
Las pruebas acumuladas arrojaron información concreta sobre el paradero y las actividades del fugitivo. Gergely se desempeñaba como una especie de guía turístico informal, ofreciéndoles sus servicios a ciudadanos húngaros que visitaron nuestro país. Las averiguaciones en bases de datos y redes sociales lo ubicaron en el Hotel Claridge del centro de la Ciudad de Buenos Aires.
Los uniformados establecieron entonces un dispositivo de seguridad en la zona, montando una vigilancia discreta en la vía pública. Lo identificaron cuando caminaba por la calle Tucumán al 500 y, tras notificarlo, lo aprehendieron y lo trasladaron a sede policial. En estos momentos permanece en carácter de comunicado, a disposición del Juzgado en lo Criminal y Correccional N° 4 de Ariel Lijo.