DIGAMOS NO A LA EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES EN LA ARGENTINA

Por Dra. Marcela Viglione

Ante los avances en la Honorable Cámara de Diputados de un proyecto de ley que busca regular la experimentación con animales en la Argentina, diversas agrupaciones proteccionistas levantaron su voz en las puertas del Congreso Nacional este 1° de febrero, para informar en qué consisten estas prácticas que son muy poco conocidas por la población en general y para pedir una ley nacional en la que se prohíba toda experimentación, testeo y vivisección en animales no humanos en nuestro país.

La agrupación Conciencia Animal, grupo convocante a esta marcha, tuvo dos objetivos en su acción: por un lado, informar por medio de material gráfico en qué consisten muchos de los experimentos que realizan los grandes laboratorios en el testeo de cosméticos, de artículos de limpieza, de insecticidas y por otro lado, juntar firmas para la prohibición de estas prácticas en nuestro país.

Surge ahora esta pregunta: ¿en qué consiste la experimentación en animales no humanos? Para intentar responderla es prácticamente imprescindible mencionar el caso emblemático de Britches, que permitió dar a conocer a la opinión pública mundial lo que sucede en bioterios y laboratorios en los que se experimenta en animales no humanos a puertas cerradas. Britches era un mono macaco que con apenas dos días de vida fue objeto de experimentación.

Un científico pretendía comprobar, utilizando su pequeño cuerpo, si la ceguera permanente inducida produciría daños cerebrales y si un dispositivo electrónico de ultrasonidos colocado en su cabeza, a modo de casco, le afectaría los oídos hasta dejarlo sordo. Tendría que vivir en esas condiciones, aislado en una jaula metálica, durante un período de tres años, para luego aplicar eutanasia para estudiar su cerebro.

Para suerte de Britches, su destino cambió el 20 de abril de 1985. Producto de la intervención de activistas de Frente de Liberación Animal (ALF), Britches pudo ser liberado y conocerse su historia de vida. Pero además sucedió algo muy importante: se comenzaron a divulgar algunas prácticas desarrolladas a puertas cerradas bajo el pretexto de hacer ciencia y la opinión pública pudo, no sólo conocer, sino también repudiar estos actos crueles de una pretendida ciencia.

A pesar de los denodados esfuerzos de grupos de proteccionistas a nivel mundial para mostrar la crueldad de estas prácticas, millones de animales no humanos son actualmente utilizados en experimentación. Así por ejemplo, se realizan pruebas cosméticas sobre los conejos vivos utilizando sus ojos y la piel para pruebas dermatológicas, a los perros y a los monos se los utiliza en diversas pruebas de toxicidad para perfeccionamiento en temas dentales y experimentos quirúrgicos.

Pero la lista no se queda aquí: gatos, pájaros, peces, cerdos, caballos, ovejas y hamsters se utilizan también en diversas prácticas. Y cabe hacernos otra pregunta: si la fisiología y la morfología humana es diferente a la de los animales no humanos y en ciertos casos los animales sobre los que se experimenta logran curarse de las enfermedades inducidas en sus cuerpos mientras que la persona humana no puede, ¿qué fin tienen estas prácticas sobre animales no humanos?

Consideremos que hay muchas alternativas para probar productos, fármacos y desarrollar prácticas médicas sin tener que utilizar animales no humanos. Hay tecnología suficiente para comenzar a cambiar estas prácticas. Lo que sí hace falta es la voluntad de implementarlas. Las imágenes del maltrato en la experimentación animal son elocuentes por sí mismas. Es una lucha de todos aquellos que defienden los derechos de los animales y que trabajan por el respeto a toda forma de vida y por el cuidado del medioambiente lograr la prohibición en la Argentina de la experimentación con animales no humanos.

 

Fuente: Observa Noticias

 

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