Aunque existen leyes que lo prohíben, el matrimonio infantil es una práctica que, aún en la actualidad, viola los derechos de cientos de millones de niñas que, obligadas a casarse antes de cumplir los dieciocho años de edad, son condenadas a una vida donde la violencia se hace presente.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en el mundo viven seiscientos cincuenta millones de mujeres que se casaron siendo niñas, y por año doce millones contraen matrimonio antes de cumplir los dieciocho años.
Las mujeres que se casan siendo niñas tienen más posibilidades de abandonar la escuela y de sufrir violencia de género.
Las adolescentes, por ejemplo, se exponen a un mayor riesgo de morir durante el embarazo y el parto que las mujeres de entre veinte y treinta años. Y las mujeres menores de edad tienen más probabilidades de que sus hijos nazcan muertos o mueran durante su primer mes de vida.
A pesar de que en la última década se evitaron veinticinco millones de matrimonios infantiles, se estima que si no se acelera el proceso de prevención, “de aquí a 2030 más de 150 millones de niñas se casarán antes de cumplir 18 años”.