Por Ernesto Cirillo
No son días fáciles para el dictador Nicolás Maduro por las presiones internas y externas sobre su polémico gobierno. Hambre, desolación, miseria, desocupación e hiperinflación dejan al desnudo un país quebrado con habitantes que se escapan del terror.
Las presiones externas que encabeza los Estados Unidos y los países amigos como la Argentina, le piden el fin de la dictadura y el reconocimiento a la Asamblea democrática que lidera Juan Guaidó.
Hoy fue terrible la sangrienta represión por parte de los policías, asesinos contra el pueblo que quiere democracia, un pueblo cansado de tanta indiferencia por parte de Maduro y sus secuaces.
El camino para frenar tanta locura es que los militares dejen solo a Maduro y se caiga a pedazos el gobierno, y la otra es que Trump bloquee el petróleo venezolano y esto en pocas horas Maduro será historia.
Cualquiera de los caminos a tomar el pueblo venezolano lo pide a gritos, cansados de una dictadura cruenta y hostil, que pone en peligro no solo ese país sino toda la región con un conflicto que puede desatar una escalada militar ya que Maduro piensa habilitar bases militares de China y Rusia en tierras bolivarianas y esto a Trump sería como mojarle la oreja.
En nuestro país se dividen ideológicamente las aguas o la famosa grieta pensando como el Kichnerismo apoya a Maduro cuando es sostenido por militares, tema que para Néstor y Cristina los militares eran mala palabra.
Son horas decisivas y ojalá que para el pueblo sufrido y atemorizado las novedades sean que Nicolás Maduro renuncie como Presidente de Venezuela y se restituya la democracia en ese país.
