La casa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que fuera la sede de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos (DIPPBA), se señalizó este 24 de marzo como sitio de memoria. En el acto público, realizado sobre la calle 54 de La Plata, se remarcó la importancia de las acciones de inteligencia como parte del terrorismo de estado. Referentes de la cultura, religiosos, militantes sociales, políticos y de organizaciones sindicales, recibieron documentos desclasificados del archivo de la DIPPBA. En la fachada del edificio se descubrió, además, uno de los pañuelos de las Madres que estaban pintados en la Plaza de Mayo y fueron retirados hace unos meses. Sobre la vereda se descubrió una instalación homenaje a los 30000 desaparecidos.
“La dictadura vino a disciplinar a la sociedad. Se había avanzado en conquistas y se recortaba la tasa de ganancia de los grupos económicos, eso había que pararlo. Paralizar a los actores, a los curas, los docentes. Más de 400 trabajadores estatales fueron desaparecidos por organizarse en la lucha por sus derechos. Para que hubiera desparecidos, la vergonzosa policía bonaerense hacía el seguimiento. Hoy venimos a reestablecer la memoria histórica y a seguir movilizados para construir un país diferente”, dijo Víctor Mendibil co- presidente de la CPM, al iniciar el acto al que asistieron más de 400 personas.
Los integrantes de la CPM fueron llamando al escenario a los referentes de organizaciones políticas, sindicales y religiosas y a víctimas del espionaje a quienes les entregaron sus legajos y fichas personales confeccionadas por la burocracia de inteligencia de la DIPPBA en años de la dictadura y en democracia. Recibieron documentos la Asociación Argentina de Actores en manos de su presidenta Alejandra Darín; las actrices Ana María Piccio y Nacha Guevara, Antonio Cortina de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB), el padre Luis Farinello, el artista plástico Germán Gargano, Arturo Blatezky por la Iglesia Evangelista del Río de La Plata, Oscar de Isasi (ATE), CTERA y SUTEBA en manos de Roberto Baradel, Raúl Archuvi de ATULP, Julieta Escande de FEB y Hugo Robet del CECIM La Plata.
La actriz y cantante Nacha Guevara, que debió exiliarse por las amenazas de la Triple A, agradeció a la CPM y expresó: “Por más que los sistemas de vigilancia sean cada vez más sofisticados no se puede acallar la libertad que es la que nos da la felicidad. No sé si voy a quemar estos archivos o si los pondré en una repisa, porque estoy orgullosa de esto que fui”.
En el mismo sentido intervino el co-presidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel: “¿Saben ustedes qué gusto tiene la libertad? Aquellos que en algún momento la hemos perdido lo sabemos porque nunca dejamos de ser hombres y mujeres libres. La política es la búsqueda del bien común en una sociedad. No debemos tenerle miedo. Hablamos mucho de los desaparecidos y no son muertos, son semillas de vida que se multiplican”.
La inteligencia policial no sólo se desarrolló durante la dictadura. En el archivo que gestiona la CPM hay legajos desde 1956 hasta 1998. Sobre los ex combatientes del CECIM, por ejemplo, se entregaron papeles que abarcan del ’83 hasta el ’92. Al recibirlos, Hugo Robert explicó que su organización nació para contar los crímenes de la guerra desde una perspectiva de memoria, verdad y justicia. “Y a esa consigna nos atrevemos a agregarle soberanía y paz”, expresó.
Las carpetas y los legajos fueron siendo entregadas en cada caso por las y los integrantes de la CPM que participaron del acto: Víctor Mendibil, Adolfo Pérez Esquivel, Roberto Cipriano García, Ana Barletta, Susana Méndez, Ernesto Alonso y Carlos Sánchez Viamonte. El acto estuvo conducido por la directora general Sandra Raggio.
Sobre el final se descubrió la señalización número 171 de la Secretaria de DDHH de Nación, conforme a la Ley de Sitios de Memoria, que marcó como sitio de memoria el edificio donde funciona desde el año 2001 la CPM. “Aquí se planificaron y ejecutaron crímenes de lesa humanidad” dice el título del texto de la placa que quedó emplazada en la fachada. El Director Nacional de Sitios de Memoria Ariel Gomplewicz, quien acompañó el acto, leyó el texto completo.
También en el frente del edificio se instaló, sobre el suelo, un mármol con la cifra 30000. Y finamente, Herenia Sánchez Viamonte descubrió uno de los emblemáticos pañuelos de las Madres que fue retirado hace un tiempo de Plaza de Mayo. “Veo estas baldosas y pienso en cuántas veces fueron caminadas. Este 24 es más sensible que otros ante la posibilidad de que Astiz vuelva a su casa, él que fue quién se infiltró y terminó entregando a muchas de nosotras”, dijo la representante de Madres Línea Fundadora.
Estos símbolos son ahora parte del edificio donde funcionó la DIPPBA. Ese edificio que durante décadas fue la sede del espionaje de la cultura, de la política, de todo aquello que se consideraba disidente, hoy reivindica a los que se levantan contra el sistema y contra un mundo desigual. “La resignificación está en el trabajo que hacemos desde la CPM todos los dos días”, expresaron desde el organismo.
A la jornada asistieron integrantes de la Red de Familiares víctimas de violencia institucional y del Consejo del sitio para la memoria defensa y promoción de los DDHH Ex CCD Pozo de Quilmes, autoridades de la UNLP, de las secretarías de derechos humanos de nación y provincia, referentes sindicales y de derechos humanos.