Por Federico Gaston GUERRA
El INTA Avellaneda, desde el Programa ProHuerta (INTA/MDSN), acompaña esta manera de cultivar que comprende, además de los cuidados biológicos del suelo, una visión astronómica registrada durante el mes y el año.
Así en la tierra como en el cielo. La agricultura biodinámica se destaca por tener presente tanto los cuidado biológicos del suelo como los acontecimientos astronómicos para lo cual quienes cultivan bajo esta modalidad cuenta con un calendario adaptado a las particularidades de los trabajos agrícolas. El INTA Avellaneda junto al Programa ProHuerta (INTA/MDSN) acompaña cursos y talleres con esta práctica.
Recientemente en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) se realizó un taller de “Agricultura biodinámica: interpretación del calendario 2018” como parte de las capacitaciones que se dictan en el marco del Curso de Formador de promotores en Huerta Agroecológica y se encuadra dentro de las actividades del Programa Prohuerta (INTA/MDSN).
René Castro, técnico del Programa ProHuerta (INTA/MDSN) del INTA Avellaneda explica que estas iniciativas “proponen la capacitación en el manejo agroecológico del sistema huerta como alternativa de vida, valorando y respetando la diversidad cultural y biológica a través del abordaje de la fertilización del suelo asociación de plantas, rotación de cultivos, abonos orgánicos, plantas aromáticas, uso natural manejo de plagas y enfermedades”.
La capacitación fue brindada por Cesar Javier Manchini de la Asociación para la Agricultura Biológico-Dinámica de Argentina desde donde se recuerda que el origen de la agricultura biológico-dinámica (o biodinámica) tiene su origen alrededor de los años 1922-1924.
“En estos años, un grupo de agricultores alarmados por la pérdida de fertilidad de los suelos, el aumento de plagas y enfermedades en sus cultivos, la mala calidad de sus alimentos y el aumento de las enfermedades de sus animales fruto de la agricultura química, centrada en los abonos químicos y pesticidas que comenzaba a predominar en aquella época, se acercó al Dr. Rudolf Steiner (1861-1925) para pedirle consejo y soluciones prácticas a estos problemas”, se lee en el sitio de la Asociación para la Agricultura Biológico-Dinámica de Argentina.
En los talleres se indica que esta agricultura es para vitalizar a la tierra, los cultivos, los animales y al ser humano produciendo alimentos de calidad. De esta manera se tiende a mejorarla fertilidad de la tierra de cultivo, estimulando la vida del suelo y los procesos que intensifican la formación de humus.
“Esto se logra a través de la utilización de los preparados biológico-dinámicos (preparados especiales compuestos por productos minerales y orgánicos: vegetales y animales que llevan un proceso y un tiempo de maduración) ,con la incorporación de materia orgánica (compost, abonos verdes, cercos vivos, rotaciones de cultivos, purines, etc.), con técnicas de labranza que minimizan los efectos negativos sobre la estructura, microflora y microfauna del suelo e incluyendo en los cultivos el componente animal, generando sistemas mixtos agrícolas- ganaderos”, se detalla en aabda.com.ar
Y se agrega que al mismo tiempo, mediante estas prácticas, se transforma en una gran captadora de CO2 ambiental contribuyendo a la disminución del efecto invernadero y el calentamiento Global.
El técnico del INTA Avellaneda ponderó además, en este contexto, el valor de trabajar en armonía con la naturaleza y lo calificó como: “El corazón para obtener un muy buena siembra”.
Abanico de cultivos.
En nuestro país hay producciones muy variadas que aplican la agricultura biológico-dinámica en sus tierras (sin certificar) y venden sus productos localmente o en el mercado interno. Esto va desde cultivos para autosuficiencia familiar a grandes superficies, pueden encontrarse desde cereales, oleaginosas, hortalizas, algodón, café, cacao, banana, caña de azúcar, frutales, pasturas, aromáticas, medicinales hasta lechería, animales para carne, huevo, lana, apicultura o industria de la cosmética y la elaboración de medicamentos.
La Argentina, informa la Asociación para la Agricultura Biológico-Dinámica, tiene un sinnúmero de proyectos y fincas, de distintas escalas con producciones muy variadas, que aplican la agricultura biológico-dinámica en sus tierras (sin certificar) y venden sus productos localmente o en el mercado interno.
Por su parte, Castro agrega que “estamos muy esperanzados que cada día se puedan sumar más interesados a esta propuesta que busca profundizar en la importancia del trabajo y la armonía en la naturaleza”.