El INDEC informó que en septiembre la canasta básica alimentaria que determina el umbral de indigencia aumentó un 8,5%. Es decir que la inflación de los alimentos para no ser indigente superó por más de dos puntos a la inflación general.
El INDEC reconoció que en septiembre la inflación de los alimentos necesarios para no ser indigente aumentó un 8,5%, lo cual significa dos puntos arriba de la suba general de precios, que el organismo estimó en 6,5%.
Cuando la suba del promedio general de precios al consumidor en septiembre alcanzó un 6,5%, la canasta básica alimentaria que determina el umbral de indigencia se encareció 8,5% y la canasta básica total, que incluye el componente de los servicios esenciales, subió un 8,1%.
En materia interanual, mientras que en los últimos 12 meses los precios en general subieron un 40.5%, en el caso de la canasta para no ser indigente la escalada fue de un 43,1% y en el de la necesaria para no ser pobre el aumento fue de un 46%.
El relevamiento del INDEC sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares urbanos determinó que en el último mes una familia tipo necesitó reunir ingresos por $9.059,51 para no ser calificado de indigente, es decir para comer lo mínimo necesario, y $22.558,17 para no caer debajo del umbral de pobreza.
Por el contrario, el Salario Mínimo Vital y Móvil que se acordó en la última reunión del Consejo del Salario subió en septiembre 7% a $10.700, lo que significa entre 1,1% y 1,5% por debajo del aumento de las Canastas Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total, y se mantendrá en ese nivel hasta diciembre, cuando se incrementará 5,6%, a $11.300.
De ahí surge que la CBT para una familia tipo de 2 adultos y 2 menores requiere del ingreso de 2,1 Salario Mínimo Vital y Móvil, un 21% más que un año antes, cuando absorbía 1,74 veces ese ingreso de referencia que acumuló en los pasados 12 meses un ajuste de 20,8%, casi la mitad que la tasa de inflación.