Cuando la realidad duele a los ojos

“No es Francia ni Grecia ni Chicago a punto de arder. Es Villa Lynch, San Martín, Bs As: cito en la bendita Argentina a la que ni los santos de turno pueden salvar, por el momento”. Un poema de Lucio Albirosa.

No es una cárcel aunque la foto se asemeja a ella por tanto hierro separatista. No es un beso al final de la visita pero se parece por el intento penúltimo de alcanzar la mano del ser amado.

Los de adentro no han delinquido, a ellos les quieren robar la dignidad. Esta es una historia real, la foto también. Sucede desde ayer, desde hoy y sucederá mañana, lamentablemente. Corre un látigo de enero sobre un ultrajado 2019, los relojes y las horas atestiguan el sudor, las lágrimas e ilusiones que jamás serán vanas.

Son los empleados de Sport Tech resistiendo al cierre de la fábrica y al vaciamiento de la misma. Ellos, adentro, resisten el tanto despido masivo. Sus familias, afuera y bajo el frio, también.

“No es Francia ni Grecia ni Chicago a punto de arder. Es Villa Lynch, San Martín, Bs As: cito en la bendita Argentina a la que ni los santos de turno pueden salvar, por el momento”.

Todos resisten. Toditos quieren soñar despiertos que pisan la tristeza, la urgencia y la tanta burla hacia un pueblo herido.

En la cintura quebrada de la tarde, una niña deja su aliento al padre con un beso callado que nos dice todo y más. La herrumbrada ventana aún nos muestra la última esperanza y eso llamado “lucha” desde que existe la siempre cruel tiranía.

Mañana vuelvo a visitarte- dice la niña a su padre.

Y nuevamente todo parece una cárcel con horarios de visita y sentencias injustas sobre la vida, que parecen nunca acabar.

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