Organizaciones sociales y políticas exigieron una exhaustiva investigación de las circunstancias de la muerte de Matías Enzo Rodríguez, de 16 años, en manos de un policía el día 26 de abril de 2018 en las calles Eva Perón y José Martí de la Ciudad de Buenos Aires.
La Asociación contra la Violencia Institucional y la Liga Argentina por los derechos del Hombre, presentaron un Amicus Curiae en la causa en la que se investiga la muerte de Matías Rodríguez, de 16 años de manos del agente de la División Drogas Peligrosas, Ángel César Nicolás Santillán, el día 25 de abril de 2018 en las inmediaciones de Estación Virreyes.
Matías murió por las heridas de tres balas. Santillán alega haber sido víctima de un intento de robo, que dio la voz de alto, sacó su arma y disparó. Un tiro por la espalda, otro en el abdomen y un tercero en el pecho. Pero Santillán no tuvo ninguna situación de peligro como para justificar semejante descarga de balas. Lo mató porque quiso, usando para eso su arma reglamentaria y su condición policial, que precisamente le exigen mayor prudencia y cautela en el uso de la violencia.
En el Amicus se solicita al Juez que se investigue seriamente la conducta policial y se le recordaron a la Justicia las recomendaciones que este año hizo el Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas a nuestro país en cuanto a su obligación de erradicar la violencia institucional contra niños, niñas y adolescentes, especialmente la que ejerce la policía contra los y las adolescentes de barrios populares.
En un contexto de crisis económica y social, al que al desguasamiento de políticas públicas se suma la generalización de la desocupación, dar permiso para matar a las fuerzas de seguridad es la aceptación de una política que se propone cerrar con represión los desequilibrios que produce la desigualdad económica. Esto deja a los pibes de los barrios más humildes a la buena de la voracidad policial, que bajo directivas ministeriales que jerarquizan su labor con la vara represiva, salen a la cacería de cualquier ocasión para imponer por la fuerza y sostener con su aquiescencia, todas las formas de terror territorial.
La violencia policial es un círculo vicioso: la propia policía persigue el pequeño delito, generalmente contra la propiedad y se beneficia del delito a gran escala, en los que quedan entrampados precisamente lxs más jóvenes. Consumo, delito, explotación laboral y sexual, precariedad de la vida como destino. No hay trabajo para las familias, ni educación, ni salud, ni recreación, ni cultura; pero sí las barreras discriminatorias de la pobreza, el racismo y el género para consolidar vínculos precarios, hostiles y violentos, que atentan contra las estrategias de solidaridad comunitaria, la efectividad política del “divide y reinarás”.
Este Amicus fue impulsado por organizaciones territoriales del Bajo Flores, donde vivía Matías, y fue acompañado por una amplia adhesión de organismos y organizaciones sociales, políticas, sindicales y referentes de derechos humanos. Es nuestra forma de decir a la Justicia que estamos atentos, que no nos da lo mismo, que nos organizamos y que vamos a seguir exigiendo, trabajando y luchando por una vida digna para todos.
JUSTICIA POR MATÍAS