Informe especial: 20 años de Jóvenes y Memoria

Desde el 16 de noviembre hasta el 10 de diciembre, la Comisión Provincial por la Memoria realiza el 20° encuentro de Jóvenes y Memoria; participan ocho mil jóvenes de 700 escuelas secundarias y organizaciones territoriales de la provincia de Buenos Aires, también habrá un encuentro federal con grupos de investigación de las provincias que, durante estos años, replicaron el programa en sus jurisdicciones. A 20 años de su creación, Jóvenes y Memoria no sólo se consolidó como una política pública en educación y derechos humanos sino que trascendió los límites propios: un recorrido con sus protagonistas por las conquistas, proyectos y transformaciones que cosechó el programa.

Un sitio de memoria, testimonios e investigaciones que se convirtieron en prueba judicial, víctimas que se reencuentran con su historia, familiares de víctimas que encuentran en les jóvenes una red de contención y lucha, jóvenes que cambian su propia vida y militan para la realidad de sus barrios. Detrás de cada uno de estos caminos, que es sólo una enumeración incompleta, está Jóvenes y Memoria, el programa de los senderos que se bifurcan.

“Las políticas públicas, o también en los trabajos comunitarios o en los trabajos con los pibes, es fundamental la continuidad porque son apuestas a largo plazo. A veces uno obtiene un logro en un momento pero los mayores efectos se dan con la acumulación del tiempo. Y una de las grandes dificultades que tenemos en el Estado es la interrupción de políticas públicas, por eso Jóvenes y Memoria es tan importante”, destaca la coordinadora de Casa Joven de la Obra del Padre Cajade, Mariana Chaves.

El programa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) está cumpliendo 20 años desde su creación, 20 años ininterrumpidos de una política pública en pedagogía, memoria y derechos humanos. En este tiempo, participaron 200 mil jóvenes y 22.500 educadores que presentaron más de 12 mil proyectos de investigación.

“Jóvenes y memoria es un programa que confía de entrada en los pibes. Hay programas que te invitan a ser parte pero la casa está como armada. Hay programas que te hacen pasar y te dejan construir una parte, pero la sensación que me da a mí Jóvenes y Memoria es que les da la llave de la casa a los pibes”, agrega Chaves.

Cuando la CPM creó Jóvenes y Memoria era imposible imaginar el recorrido que el programa tendría, sin embargo tenía muy en claro un principio rector: que las nuevas generaciones debían ser protagonistas de los procesos de memoria.

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“Es un proyecto escolar que ahora es un sitio de memoria. A veces no nos damos cuenta de la magnitud de todo lo que logramos como grupo y como personas porque a nosotras Jóvenes y Memoria nos cambió totalmente”, dicen Paula y Agustina sobre la creación, por ordenanza municipal, de un espacio de memoria en el cementerio de General Lavalle.

Paula y Agustina integraron el equipo de la EEM N° 1 que en el 2011 comenzaron a investigar la historia del cementerio local durante la dictadura militar e impulsaron primero su señalización de acuerdo a la Ley 26.691 y finalmente la ordenanza municipal que creó en el lugar un sitio de memoria. La ordenanza fue presentada por los mismos jóvenes, haciendo uso de la “Séptima banca” en el Concejo Deliberante y aprobada por unanimidad.

Los cuerpos de las víctimas de los vuelos de la muerte que aparecían en la costa atlántica eran enterrados como NN en las necrópolis locales. En el cementerio de Gral. Lavalle se ha encontrado, hasta el momento, 33 cadáveres de los cuales 19 ya han sido identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Entre ellos se encuentran la fundadora de Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, la monja francesa Leonnie Duquet y Luis Ceccon.

Luis fue militante político de la organización Montoneros y realizaba trabajo social en el barrio Güemes junto con un grupo ligado al cura tercermundista Marciano Alba y al obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, asesinado también por la última dictadura militar.

Para Nancy Ceccon, el trabajo de Jóvenes y Memoria fue un capítulo fundamental en su vida, que le permitió reencontrarse con su historia familiar. Nancy fue por primera vez al cementerio el año pasado cuando se inauguró la señalética del sitio: “Recorrer ese camino donde estuvo tantos años los restos de mi papá fue sanador”.

“El trabajo de les jóvenes en toda su dimensión desde el comienzo fue impresionante para la historia de todos los HIJOS y todos los familiares que tenemos nuestros familiares desaparecidos”, agrega Nancy Ceccon.

La integrante de la CPM e hija de desaparecides, Yamila Zabala Rodríguez, también se reencontró con parte de su historia personal a partir de un trabajo de Jóvenes y Memoria. El 22 de diciembre de 1976, un grupo de tareas abordó en la calle a Miguel Domingo Zavala Rodríguez y a su mujer Olga Irma Cañueto; durante ese operativo, la patota militar asesinó a Miguel y detuvo a Olga, desde entonces permanece desaparecida. Yamila, que todavía no había cumplido 4 años, y su hermanita de dos años y medio presenciaron la muerte y desaparición de sus padres. Ellas fueron trasladas al Instituto de menores Riglos de Moreno; su tío, Jorge Zavala, dio con ellas en aquel lugar.

En el 2014, la Escuela Secundaria 35 de Moreno presentó en Jóvenes y Memoria la historia del Instituto Riglos, un año después realizaron allí un acto de memoria: “Volví al Riglos gracias a Jóvenes y Memoria, después de 39 años, que era una cosa que siempre tenía pendiente. En lo individual me permitió transformar mi propia realidad y saber qué había pasado allí, yo no podía creer que había estado ahí cuando volví”, dice Yamila.

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