Un abogado y un juez fueron agredidos esta mañana por agentes policiales en Mar del Plata. El episodio se suma a una serie de hechos que ponen de manifiesto la arbitrariedad y violencia con que operan las fuerzas de seguridad en esa ciudad. La CPM denunció ante la Auditoría de Asuntos Internos la gravedad de lo sucedido, y exige a las autoridades municipales y provinciales intervención inmediata. Hace pocos días también se denunciaron agresiones policiales a un niño de 9 años que jugaba con una pistola de juguete en la vereda.
La agresión sufrida esta mañana por Humberto Noel y Claudio Spinelli -un juez y un abogado de Mar del Plata (ex combatiente de Malvinas)– por agentes policiales vuelve a alertar sobre la arbitrariedad y violencia con que actúan las fuerzas de seguridad en esa ciudad.
Sólo el análisis del video que se difundió en las redes sociales y la prensa permite advertir la gravedad de los hechos: uso injustificado de la fuerza física, agresiones, insultos y una falta total de respeto hacia las instituciones y poderes que son pilar del orden democrático.
Así es cómo actúa la policía, en un contexto donde no solamente no se sancionan las prácticas y procedimientos de este tipo sino que, por el contrario, son constantemente promovidas desde el poder político y los medios de comunicación hegemónicos.
La CPM realizó una presentación ante la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad provincial para que intervenga de manera urgente. También tomo contacto con los familiares del abogado víctima de las agresiones para acompañarlos en tal carácter.
Este accionar policial no es excepcional: se rechaza y es necesario que el gobierno y la justicia lo frenen inmediatamente. Hace un mes, desde la CPM se denunció el caso de un niño de 9 años con discapacidad que fue violentamente atacado por un agente de la policía bonaerense mientras jugaba en la vereda de su casa en un barrio de Mar del Plata.
No hay excusas para estos actos; así no se logrará mejorar la seguridad y disminuir la violencia, sino todo lo contrario. Quien crea que ese es el camino pone en riesgo severamente a la democracia.