Natalia Verónica Gulino (37) vive en Buenos Aires y nació con una discapacidad visual y visceral. Pese a su educación y formación, sufre reiterada e ininterrumpidamente la discriminación laboral en COPIDIS (Comisión de Discapacidad del Gobierno de la Ciudad). Replicamos la carta que hizo llegar a AGENCIA PACO URONDO, con el fin de reforzar su pedido de ser pasada a planta permanente, luego de 12 años de trabajo precarizado.
Queridos compañeros de Agencia Paco Urondo:
Mi Nombre es Natalia Verónica Gulino, vivo en Buenos Aires y tengo 37 años.
Me gustaría contarles que soy una persona con discapacidad visual y visceral, a causa de una patología atípica de nacimiento, (Trisomía del IX Par). Me eduqué en la escuela pública, siendo mi ingreso a comienzos de los años 90, cuando todavía se hablaba poco y nada de la inclusión educativa de niños con discapacidad en los colegios comunes. Con gran esfuerzo y perseverancia, logré culminar el secundario en el año 2001, 15 días antes que explote socioeconómicamente el país. Posteriormente, continué formándome en varias temáticas de mi interés. Estoy atravesando una situación personal y laboral muy difícil, por lo que realmente siento mucha impotencia y tristeza: Necesito poder progresar y que alguien atienda mi denuncia.
Mi experiencia laboral, comenzó en el año 2007, con la ayuda de la Profesora Graciela Muñiz en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires donde, durante un año y medio, me ha permitido prestar una colaboración en su despacho. Como estaba sin contrato, cuando se me presentó una oportunidad laboral de tenerlo, contra mi voluntad (ya que ahí me encontraba muy a gusto) terminé trabajando en COPIDIS, la Comisión de Discapacidad del Gobierno de la Ciudad, donde comenzaron, persistiendo incluso hasta hoy, todos mis problemas por el “insoportable ambiente Macrista y Larretista”. En dicho sector, la pasé realmente muy mal y fueron muchos años de trabajo en forma totalmente precaria, trucha e ilegal, motivo por el cual, no dudé en afiliarme a ATE y en hacer públicos mis reclamos y denuncias por el mal funcionamiento del sector y por los actos discriminatorios recibidos en el área en cuestión. En el año 2012, y hasta comienzos del año 2014, logré que me dieran un pase en comisión en ATE Capital, donde colaboré con tareas varias en el organismo. Pero, lamentablemente, debí retornar a COPIDIS por requerimiento de la Presidenta de ese entonces.
Otra experiencia laboral muy buena que he tenido, fue en el año 2015, donde pude pasar a la Legislatura Porteña. Fui como asesora en temas de discapacidad y salud, del Diputado Alejandro Bodart, quien conociendo mi problemática dentro de COPIDIS y mis capacidades, no dudó en llevarme a trabajar con él, gestionando un nuevo pase en comisión que ha acordado en ese momento con las autoridades de dicho organismo. En el año 2016, por suerte logré otro pase en comisión, esta vez a la CTA Capital Autónoma, donde trabajo con un grupito de compañeros que amablemente me dieron la oportunidad de estar ahí, para que no siga absorbiendo los maltratos en COPIDIS, pero esto es solamente una nueva medida paliativa más que se me presentó, hasta que logre insertarme en otro organismo, o lo que sería peor, hasta que las autoridades de COPIDIS, me obliguen a retornar nuevamente allí.
Desde los comienzos, siempre me decían que yo no quería trabajar y que me molestaba todo, pero si no fuera porque yo me llevé el lector de pantalla para usar con la computadora y los auriculares (para que los señores no protesten por la voz sintética del mismo), fui yo, porque si era por ellos, ni se ocupaban de adaptarme mínimamente el puesto de trabajo. Como tareas, me han obligado a llamar telefónicamente a personas sordas, y sabiendo mi discapacidad visual, me daban material inaccesible para leer. En el año 2011, el Jefe de Personal de ese entonces, con la remera amarilla puesta en el respaldo de mi silla, me invitó elegantemente a ir a pintar las paredes para la puesta en valor de un edificio de la Ciudad de Buenos Aires, así como también a repartir globos y volantes, instalándome en las sillas con sombrillas de colores para la campaña política de ese año.
Pese a que en junio del año 2018 me pasaron recién a planta transitoria, yo sigo dando pelea, ya que me corresponde entrar en planta permanente, que se me reconozca la antigüedad de los casi 10 años trabajados en forma precaria, trucha e ilegal y que se me equipare el sueldo, ya que es menor, al de otros trabajadores. Estoy indignada, porque me sigo sintiendo discriminada, al ver que mi salario queda por debajo de lo que cobran otros empleados públicos con mi misma antigüedad y por iguales tareas que puedo realizar yo y eso, entre otras cosas, claramente es por una persecución ideológica, y en represalias por siempre defender mis derechos, agremiándome y negándome rotundamente a realizar trabajos partidarios para la Alianza PRO-CAMBIEMOS. Estoy harta de ver cómo los ”Políticos de la Derecha”, meten a sus familiares y amigos, totalmente ineptos y con sueldazos extraordinarios a trabajar en organismos públicos, sin priorizar a quienes somos los más vulnerables de la sociedad, lo que una vez más, demuestra que es por una gran insensibilidad y clara falta de voluntad política, que a mí todavía NO me pasan a planta permanente, mejorándome la categoría y el salario, después de casi 12 años de trabajo en el Gobierno de la Ciudad.
COPIDIS, se vive lavando las manos y continúa desentendiéndose del problema: La Defensoría del Pueblo de la Ciudad, les envió una nota a fines del año 2018, a la que respondieron que no depende de ellos mi pase a planta permanente, lo que me recuerda al cuento del gran Bonete y al trámite del arbolito. Pero entonces, ¿de quién depende? ¿Ante quién me voy a quejar, si a ninguno pareciera importarle los problemas de las personas como yo?
Estoy verdaderamente muy enojada, frustrada, desilusionada y preocupada. Nadie se digna a recibirte en este bendito país y siempre termina siendo todo para algunos pocos privilegiados y sus amigos. El intendente de la ciudad de Mar Del Plata, Carlos Arroyo, propuso públicamente en el mes de julio del año 2019, muy livianamente, volver a instalar la colimba. Pero esta vez incluyendo a mujeres y discapacitados, algo absolutamente repudiable porque va en contra de los derechos humanos. El funcionario manifestó: “Estoy a favor del servicio militar obligatorio y también lo haría para los discapacitados, lo haría como una escuela de capacitación porque aprenderían a tener orden; disciplina y en muchos casos a ser higiénicos. Les daría un motivo para vivir, para tener un oficio”. A mí, lo que me daría un buen motivo para vivir, no es precisamente hacer la colimba: Es poder tener una vida plena y autónoma y con miras reales de crecimiento. Por otra parte, en el mes de junio del mismo año, Michetti, se dio el lujo de encabezar la II Cumbre Global de Discapacidad, realizada, por primera vez en la Argentina, en el predio de Tecnópolis, donde, dio un discurso en el que se llenó la boca hablando de la falta de igualdad y de las oportunidades que necesita nuestro colectivo, sin propuestas constructivas ni mostrar avances de gestión al respecto.
En materia de Discapacidad, es amplia la legislación vigente que nos ampara: La Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo, Ley 26.378 del año 2008, adquirió Jerarquía Constitucional en el año 2014, Ley 27.044 y aún así, lejos está de cumplirse. Sin dudas, que al o los funcionarios de quien o quienes dependiere mi pase a planta permanente y mejora de las condiciones laborales, por no hacerlo, los denuncio por incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos.
Jamás cobré pensión ni subsidio alguno: Lo poco que conseguí hasta ahora, fue por mi lucha e insistencia. Mi familia, solamente puede ayudarme con lo básico, mínimo e indispensable, como lo es tener un techo y comida, por lo que soy muy agradecida de ello, pero el resto, ahora, por ser ellos mayores, depende pura y exclusivamente de mí y cada vez se me está haciendo todo más duro e insostenible de llevar adelante, lo que perjudica notoriamente mi calidad de vida por el deterioro de la misma. No me quiero pelear más con los “Mamarrachos de CAMBIEMOS”. Ya tendría que poder estar trabajando definitivamente en un organismo como la Legislatura Porteña, el Congreso de la Nación, el Poder Judicial o alguno de los Entes Recaudadores y autárquicos, donde se me respeten mis derechos como trabajadora, se valoren mis capacidades /conocimientos y donde me paguen como corresponde, así logro independizarme de una buena vez por todas, porque sé de la existencia de personas discapacitadas en dichos organismos ganando más del doble que yo, por tareas que también perfectamente puedo desempeñar. Si no, me pregunto: dónde quedó eso de a igual tarea, igual remuneración?
Honestamente, además de mi aspiración por progresar, mi gran sueño es conocerlos y abrazarlos a Alberto Fernández, a Cristina y a su hijo Máximo, en un futuro no muy lejano, por lo que necesito ayuda para que mi caso les llegue a ellos y así renovar la fe. Es muy feo lo que me toca vivir y levantarse todos los días con tanta desolación, viendo como todo se va complicando aún más, por eso, siento que “Alberto, Cristina y Máximo, son la última esperanza que me queda”, para poder salir adelante.
Me despido agradeciéndoles mucho la lectura de mi carta y aguardando una respuesta satisfactoria a la misma.Los saluda afectuosamente, Natalia
NATALIA VERÓNICA GULINO:
DNI: 29.905.986.
CEL: 15-5563-9169.
E-Mail: nataliagulino@gmail.com