La Compañía de Ópera del DAMus-UNA presenta la ópera “La Cenerentola” de Gioachino Rossini con libreto de Jacopo Ferretti, basada en el cuento “La Cenicienta” de Charles Perrault, con dirección artística de Marta Blanco, puesta en escena de Bea Odoriz y dirección musical de Fernando Albinarrate al frente de la Orquesta de Ópera y Teatro Musical del DAMus-UNA.
2 y 3 de octubre – 20 h
Teatro Del Globo (M.T. de Alvear 1155, CABA)
Entrada general: $10.000 – se reserva a través de formulario disponible aquí.
Trama argumental y punto de vista
La obra, basada en el tradicional cuento “La Cenicienta” de Perrault, presenta algunas modificaciones con respecto al relato original: los hechos sobrenaturales están anulados o suceden fuera de escena; la malvada madrastra es sustituida por un padrastro, Don Magnífico; el Hada Madrina es reemplazada por Alidoro, un filósofo y tutor del príncipe; y Cenicienta es descubierta no por su zapato de cristal, sino por su brazalete.
“La Cenerentola” es una ópera cómica, se ríe un poco de las formas en que se ejercen algunos posicionamientos sociales y de ciertas imposturas que se sostienen para seguir perteneciendo a una clase social. También nos habla de la importancia de ciertos valores como la bondad y la autenticidad, que van más allá del estatus; Cenicienta y el Príncipe Ramiro sostienen estos valores en todas sus circunstancias, de ahí que la ópera se llame “La Cenicienta, o la bondad triunfante”.
En esta ópera se juega a esconder quién es cada uno —siempre de manera graciosa, utilizando el disfraz— para conocer al otro o para disfrutar de un momento particular. El Príncipe, que no quiere casarse sin estar enamorado, desea conocer de cerca a sus posibles candidatas; para entrar a la casa de Cenicienta y sus hermanas se disfraza de empleado mientras su ayudante Dandini se hace pasar por él, aprovechando el momento para sacar a relucir sus dotes actorales.
Alidoro, el maestro filósofo del Príncipe, también quiere conocer a las mujeres de esa casa pero no le dice nada al Príncipe de sus planes; él también entra disfrazado. Don Magnífico, padrastro de Cenicienta y padre de sus hermanastras Clorinda y Tisbe, desea que una de sus hijas se case con el Príncipe Ramiro para revertir el estado económico de la familia. Él y sus hijas no se disfrazan pero disimulan, se preocupan por mantener cierta impostura porque necesitan parecer que todavía son ricos.
El desenlace, similar al del cuento, tiene un agregado: Cenicienta perdona a su padrastro y hermanastras y les pide que la acepten como hermana, que la integren a la familia y así triunfen el amor y la bondad.