No a la última palabra

Por Juan Carlos Camaño (*).

Las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se han convertido –en este tiempo de caos, vértigo, injusticias sociales criminales y de seres humanos adocenados en el mundo del consumo global- en “la última palabra” de la “modernidad” y la “pos modernidad”.

Algo así como la versión reciclada del “fin de la historia”, tan intensamente azuzada desde los años ochenta hasta casi finales de la década del noventa, cuando el neoliberalismo se paseaba campante y rampante por nuestros países.

Hoy en el nuevo apogeo neoliberal –proceso en curso signado por una violenta y voraz concentración capitalista-, las TIC, como sabemos, imponen el ritmo de la vida toda en lo económico, financiero, cultural, político y social, tanto en lo macro como en las múltiples e ínfimas rutinas de todos los días.

Cada “conectado”, actúa su rol en la sociedad de control: víctimas y victimarios en diferentes escalas, ya sea donde se decide una crisis financiera mundial, una invasión imperialista, o, sencillamente, en el interminable maratón donde el objetivo de inmiscuirse en la vida intima de un artista, una modelo, o un vecino, se constituye en el fruto chatarra más deseado y, a la vez, en legado para las jóvenes generaciones: transmisión cultural.

Y es en la “Internet de las cosas” que se hace decididamente evidente el dilema de la realidad virtual y de la virtualidad real. Un pandemonio del que únicamente sacan provecho –no solo  económico-financiero- las usinas del statu-quo ideológico.

Ante el pandemonio –ruido, bullicio, confusión, caos-, bien vale Contacta Latinoamérica, el proyecto de la FELAP que interactúa con distintos actores sociales alimentando la reflexión y la acción para enfrentar más y mejor la inacabada insistencia de los amos del mundo –y sus gerentes politiqueros- de fijarnos con estacas a su “última palabra”, al “fin de la historia”.

(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.

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